La evolución de la investigación educativa puede ser analizada teniendo en cuenta los paradigmas epistémicos vigentes de las ciencias sociales, como el positivismo, el naturalista interpretativo y el socio-crítico. La palabra paradigma significa: modelo, patrón o ejemplo; pero, desde un punto de vista más amplio, un puede ser entendido como una visión del mundo, una perspectiva general, una manera de descomponer la complejidad de la realidad. Así, los paradigmas están muy enraizados en la socialización de los investigadores y les va indicando qué es importante, legítimo y razonable.
Los paradigmas científicos, según Khun, son ejemplos aceptados de la práctica científica actual, que combinan ley, teoría, aplicación e instrumentación y proporcionan modelos a partir de los cuales se manifiestan las tradiciones particulares de una investigación científica. Por eso, un paradigma epistémico es una manera consensuada de hacer ciencia en un momento histórico determinado, que comprende: (a) una concepción onto-epistemológica de la realidad, expresada en creencias, teorías, sistemas y modelos; (b) un abordaje común sobre la manera de indagar la realidad; y (c) un conjunto de problemas susceptibles de estudiar, dentro de los límites que establece el mismo paradigma.
De acuerdo con las investigaciones de Khun sobre la historia de la ciencia, los paradigmas son propios de las ciencias maduras (como la física) y sólo puede existir un paradigma dominante como modelo de investigación de la ciencia normal. Esto no lo observó en las ciencias sociales, por lo que las consideró que se encontraban en un estado pre-paradigmático. Frente a esta afirmación hubo reacciones (Lakatos; Merton y Shulman) que planteaban que esta diferencia entre las ciencias naturales y sociales no puede ser vista necesariamente como una debilidad. El pluralismo teórico puede fomentar el desarrollo de varias estrategias de investigación, más que su prematura clausura por tener problemas con “el paradigma”. Los paradigmas diferentes alertan a los investigadores sobre diferentes fenómenos, diversas concepciones del problema y diferentes aspectos de hechos que podrían ignorarse dentro de una perspectiva única.
Por eso, estos autores defienden las virtudes de una pluralidad de orientaciones teóricas, a la manera de un eclecticismo disciplinado. Consideran que es mucho mejor, para las ciencias sociales y para la educación, la coexistencia de escuelas divergentes de pensamiento en un estado natural y suficientemente maduro. Shulman, quien no rechaza completamente la noción de paradigma de Khun, prefiere usar la idea de programa de investigación de Lakatos para referirse a los diferentes géneros de investigación que se encuentran en el estudio de la enseñanza. Considera que todos los programas de investigación surgen con una determinada orientación que ilumina una parte del campo de la enseñanza, al mismo tiempo que ignora al resto, pero conforme se investiga, en el tiempo, va aumentando su zona de iluminación.
El peligro para la educación (y para las ciencias humanas, en general) reside en su potencial corrupción, o lo que es peor aún, su trivialización al situarse en una visión paradigmática única. En este sentido, se considera favorable la tendencia actual en la aparición de modelos y programas de investigación más complejos, que tienen en cuenta una amplia gama de determinantes que influyen en la práctica de la enseñanza y en sus consecuencias; estos son los llamados modelos híbridos o multimétodos en la investigación educativa. No obstante, se piensa que en estos casos hay riesgos, si no se toma seriamente los tipos de conocimiento producidos por estos diferentes enfoques.
No hay comentarios:
Publicar un comentario